martes, 27 de noviembre de 2012

Reliquias del pasado


Tres nuevas especies de colémbolos, uno de los grupos de animales más antiguos de la Tierra, han sido descubiertos en las cuevas del Maestrazgo en Teruel.

El hallazgo de un equipo de científicos de la Universidad de Navarra y la Asociación Catalana de Bioespeleología es único dada la localización de los animales. Las cuevas del Maestrazgo están en una región de la sierra Ibérica dónde la fauna está muy poco estudiada. Se trata de un lugar muy aislado, ya que su altitud media está entre 1.550 y 2.000 m y su clima se puede describir como 'casi extremo' –desde 40°C hasta 25°C bajo cero–.

En el interior de las cuevas las temperaturas se mantienen más constantes, entre 5 y 11°C.Por este motivo, "estudiar la fauna de estas cuevas permite ampliar el conocimiento de la biodiversidad", explica Enrique Baquero, que realizó el trabajo taxonómico junto con Rafael Jordana, ambos de la Universidad de Navarra.  

"En el caso de las tres nuevas especies de colémbolos que hemos encontrado en Teruel, son organismos que viven aislados del exterior desde hace miles de años. Al tener 'parientes' en superficie funcionan como reliquias del pasado que han sobrevivido a los cambios climáticos ocurridos en el exterior", explica Baquero.  

Los colémbolos son artrópodos del grupo de los hexápodos (seis patas), grupo paralelo al de los insectos, del que se diferencian –por ser más primitivos– por la ausencia de alas, la estructura de la boca o la presencia de tubo ventral.

Las tres nuevas especies descubiertas en la investigación que publica Zootaxa pertenecen a grupos muy distintos, separados filogenéticamente unos de otros. Se han denominado como 'Pygmarrhopalites maestrazgoensis', 'P. cantavetulae' y 'Oncopodura fadriquei'. Los investigadores también encontraron en las cuevas ejemplares de otras cinco especies ya descritas en otras cuevas próximas y otras más alejadas.

Para los científicos es fundamental estudiar las adaptaciones al medio cavernícola de nuevas especies como las descritas: "Los colémbolos, como otros animales adaptados a las cuevas, necesitan una mayor sensibilidad química, ya que no pueden usar la vista en ausencia de luz", afirma Baquero.

Unas cuevas, donde los investigadores han tenido que trabajar en condiciones extremas de frío, humedad y falta de luz, capturando a las especies gracias a líquidos que atrajeron a los animales y a trampas que los engancharon. Todo para descubrir estas reliquias del pasado.

Fuente: El Mundo

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