Estas presiones atmosféricas históricas también han tenido
una gran repercusión en otros aspectos: la contaminación y el nivel del mar.
en estos se produce un fenómeno conocido como
subsidencia, este fenómeno describe los
movimientos verticales descendentes de las masas de aire que tienen lugar en el
seno de los anticiclones, justo al contrario de lo que ocurre en las borrascas
y sistemas de baja presión.
De este modo, la columna de aire que existe sobre nuestras
cabezas pesa más, ejerciendo una presión mayor con efectos en nuestra salud
(unos de los más comunes, dolores de cabeza y de oídos) y sobre el nivel del
mar, que desciende de forma significativa (en algunos casos, hasta medio
metro).
Pero sin duda el efecto más significativo se produce en las
grandes ciudades, como es el caso de Madrid.
El fenómeno de la subsidencia hace que la contaminación
quede atrapada en un estrato cercano a la superficie, de modo que los
contaminantes emitidos por el tráfico, los hogares (calefacción) o la actividad
industrial, dando lugar a la tradicional boina de contaminación o esmog.
Por último, y también digno de destacar, es el hecho de que
la persistencia de esta situación también esté teniendo como consecuencia que
algunos observatorios estén batiendo récords de días seguidos de niebla y de
heladas, como es el caso de Granada (debido al fenómeno de la inversión
térmica, que acumula el aire frío más denso y pesado en el fondo de los
valles).
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