Se trata de los primeros planetas descubiertos
alrededor de una estrella tan pequeña y débil.
Se
encuentran a tan solo 40 años luz de la Tierra y podrían ser habitables. El descubrimiento, que recoge la revista Nature, viene de la mano
de un equipo internacional de investigadores que ha empleado el telescopio TRAnsiting Planets and
PlanetesImals Small Telescope (TRAPPIST)
ubicado en La Silla del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Los tres posibles mundos potencialmente habitables ocultos en la
constelación de Acuario, están orbitando una estrella enana extremadamente
fría, algo que jamás
se había observado en astronomía. Cierto es que las estrellas enanas
frías son muy comunes en nuestra galaxia pero
lo que es insólito es que cuenten con planetas a su alrededor; estos además
cuentan con unas temperaturas muy parecidas a las de Venus y la Tierra, lo que
los conforma como candidatos ideales a albergar vida fuera de nuestro sistema
solar.
“Realmente se trata de un cambio de paradigma con respecto a qué
camino seguir en nuestra búsqueda de planetas y de vida en el universo. Hasta
ahora, la existencia de estos ‘mundos rojos’ orbitando alrededor de estrellas
enanas ultra frías era puramente teórica, pero ahora tenemos, no un solitario
planeta alrededor de una estrella roja débil, ¡sino un sistema completo de tres planetas!”,
explica Emmanuël Jehin, coautor del trabajo.
Gracias a otros telescopios de mayor potencia, los astrónomos han
confirmado que los planetas que orbitan esta enana roja,
rebautizada como TRAPPIST-1, tienen tamaños
muy similares a la Tierra. Dos
de ellos tienen periodos orbitales de cerca de 1,5 y 2,4 días y el tercero una
órbita estimada de entre 4,5 y 73 días.
“Con la ayuda de varios telescopios gigantes actualmente en
construcción, incluyendo el E-ELT de ESO y el James Webb Space Telescope (que la NASA, ESA y la agencia
canadiense CSA lanzarán en 2018), pronto seremos capaces de estudiar la
composición de la atmósfera de estos planetas y explorarlas, primero en busca
de agua y, luego, en busca de trazas de actividad biológica. Es un paso de
gigante en la búsqueda de vida en el
universo”, comenta Julien de Wit, coautor del estudio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario