Apenas un día después de que el primer ministro de Japón, Shinzo Abe,
resaltara que las filtraciones de agua radiactiva estaban bajo control, la Compañía Eléctrica de
Tokio (TEPCO) anunció la existencia de una nueva fuga de agua radiactiva de uno
de los tanques de almacenamiento subterráneos de la central nuclear de
Fukushima-1.
Estas filtraciones están
afectando un área limitada ubicada en el interior del puerto de la planta.
El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e
Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000
toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen
sustancias altamente radiactivas que llegan al océano Pacífico.
Desde entonces, las fugas de agua radiactiva no han cesado y
han hecho que en el último mes los niveles de radiactividad en Fukushima-1 se
hayan disparado hasta 200.000 becquerelios por litro, capaces de matar a una
persona.
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) sospecha que las
fugas radiactivas se deben al desgaste de la resina que une las placas de acero
que forman los tanques en los que se almacena el agua contaminada de
Fukushima-1.
No obstante, la empresa ha admitido errores de todo tipo.
Entre ellos, que los trabajadores se dejaron abiertas las válvulas que
controlan la entrada de agua contaminada desde los reactores a los tanques, la
ausencia de contadores en todos los tanques y las escasas patrullas alrededor
de los tanques para comprobar que no hay fugas radiactivas.
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