Las alteraciones ambientales que experimenta nuestro planeta
afectan a las comunidades forestales, pero estas también responden e
interactúan con los factores del cambio global.
El sol
seca sin compasión el suelo y las plantas que se aferran a él en las laderas
del Parque Natural del Garraf, en Cataluña. Curiosamente, todos los arbustos de
la zona soportan por igual la escasez de agua, incluso los que se hallan
sometidos a un esfuerzo extraordinario. Marc Estiarte, del Centro de
Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), lleva años
investigando la resistencia de las plantas a la sequía a través de un simple
mecanismo de privación de lluvia en un área de estudio dentro de este matorral
costero mediterráneo. Realiza el experimento con coronillas, brezos de
invierno, romero y lentiscos. Sin embargo, hasta ahora el crecimiento de las
plantas desprovistas de agua no parece verse tan afectado como se esperaba, en
comparación con el de las que sí reciben la escasa lluvia.
También en el Parque Nacional de Doñana, en Andalucía,
recientes observaciones realizadas por investigadores del CREAF señalan la
poderosa capacidad de regeneración de las comunidades arbustivas tras eventos
de mortandad provocados por la sequía de 2007. Las plantas mediterráneas
parecen, pues, evolutivamente preparadas para resistir condiciones
climatológicas extremas... aunque no de forma ilimitada.
El Mediterráneo es uno de los puntos del planeta donde el
clima está cambiando de manera más pronunciada. Se predice que las temperaturas
ascenderán entre 3 y 5oC en la península ibérica, especialmente las estivales,
pero también aumentará la variabilidad entre años, lo que conllevará un mayor
riesgo de olas de calor. Se espera también un descenso de hasta el 30 por
ciento de la precipitación, acompañado por una mayor frecuencia de sequías
veraniegas. Sin embargo, en otras estaciones pueden aumentar los eventos de
precipitación extrema.
FUENTE: INVESTIGACIÓN Y CIENCIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario