El difícil equilibrio entre la alimentación y la protección de animales amenazados
La última revisión de la lista roja de los animales
amenazados de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN) volvió a destacar la caza como uno de los impactos que sufre la fauna a
nivel mundial. Casi a la par, la Asociación Española de Ecología Terrestre
difunde un estudio publicado en su revista Ecosistemas que alerta sobre la
disminución de mamíferos en las selvas tropicales.
El trabajo de revisión llevado a cabo por el equipo de Fa
resalta un problema espinoso: el conflicto entre la protección animal y la
seguridad alimentaria. No se obvia que la caza comercial de fauna en los
bosques tropicales de Asia, África y Sudamérica, junto con las demandas
impuestas por el intenso crecimiento de la población humana en estos
ecosistemas, supone una amenaza para la viabilidad de muchas poblaciones de
mamíferos silvestres.
En varias ocasiones, ONG han advertido sobre las
consecuencias negativas que puede tener la prohibición estricta de la caza para
la alimentación de poblaciones nativas. “Las peculiaridades del clima tropical
y las enfermedades asociadas impiden que la cría extensiva de ganado constituya
una opción viable”, destacan en el informe de Ecosistemas, por lo que “la caza
silvestre representa la principal fuente de abastecimiento para numerosas
familias en zonas rurales y también para muchas familias urbanas”.
“Las presas preferidas por los cazadores incluyen cada vez
más especies en peligro de extinción, en lugar de especies comunes para el
consumo alimentario”, se cita en Ecosistemas.
Desde el trabajo divulgado en Ecosistemas se recuerda que en
la mayoría de las áreas selváticas donde se practica la caza la biomasa
extraída se destina al consumo local, ya sea por el propio cazador y su familia
o vendida en los numerosos mercados que existen. Para el equipo que ha
trabajado con John Fa “el punto de partida de cualquier discusión institucional
sobre el comercio de carne de caza debe sustentarse en una actitud tolerante y
comprensiva”.
Entonces, ¿cuál es la solución? No está clara, pero el propio Fa
apunta “la necesidad de regular más la extracción y venta libre de la mayoría
de las especies y, una vez conocidos los problemas, emplear mayores esfuerzos
para investigar en su resolución”.
FUENTE: "EL PAÍS"
No hay comentarios:
Publicar un comentario