La Amazonía peruana ha sufrido en menos de un mes dos derrames de crudo del Oleoducto Norperuano de la estatal Petróleos del Perú (PetroPerú), según denunció el presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas de la Amazonía (ORPIAN), Edwin Montenegro. La primera fuga afectó el 25 de enero a más de 5.000 personas en ocho comunidades diferentes del distrito de Imaza. La segunda, el 3 de febrero, ocurrió en Morona, donde residen unos 3.500 peruanos.
“La preocupación de todos es de dónde van a tomar agua”, explica Montenegro. El oleoducto, en manos públicas desde 1967, conduce crudo extraído de la selva hacia la costa norte a lo largo de 854 kilómetros.
Los daños fueron: las familias perdieron su principal fuente de proteína y de comercio —los peces de río—; de agua potable; y su lugar para bañarse. En Chiriaco (capital de Imaza), han sido afectados sembríos de cacao, yuca, maíz y plátano.
El Gobierno de Perú ha declarado emergencia sanitaria por 90 días en dos zonas de la Amazonía.
Señalan a la responsabilidad administrativa de la empresa PetroPerú por diversos motivos. Entre ellos, “no realizar mantenimiento al oleoducto Norperuano generando daño real a la flora y fauna, y daño potencial a la vida o salud humana”
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