El hecho de que el impacto de las actividades humanas sobre el medioambiente sea ampliamente conocido hoy en día se debe, en parte, al trabajo de los ecólogos Gene Likens (Pierceton, Estados Unidos, 1935) y Marten Scheffer (Ámsterdam, Países Bajos, 1958). Likens descubrió los daños provocados por la lluvia ácida en Norteamérica en los años sesenta y Scheffer identificó en la década de los noventa el riesgo que corre un ecosistema de sufrir un cambio abrupto que puede llegar a ser irreversible. Ambos han sido galardonados este martes con el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en Ecología y Biología de la conservación.
Likens fue pionero en llevar a cabo estudios experimentales a largo plazo que cubren todo un ecosistema y realizan mediciones a lo largo de décadas. Así empezó su investigación sobre la lluvia ácida. Él y su grupo investigaban los lagos de un bosque en New Hampshire (EEUU), en 1963, y detectaron una acidez 100 veces superior a lo esperado en las muestras de agua de lluvia. Una década más tarde, Likens publicó en la revista Sciencelos resultados que relacionaban ese fenómeno a la emisión de contaminantes, sobre todo procedentes de la quema de combustibles fósiles.Ese descubrimiento dio lugar a la aprobación de leyes como la Clean Air Amendment, de 1990, que ha logrado reducir en un 80% la acidez de la lluvia y la nieve en EEUU. "Pero la lluvia ácida ha estado cayendo durante muchos años y ha afectado la fertilidad del suelo", señala Likens. "En las zonas tropicales, por ejemplo, ese fenómeno afecta el crecimiento y la supervivencia de los bosques, añade el investigador.
La investigación de Scheffer también versa sobre largas series temporales de datos y puede aplicarse a las consecuencias del cambio climático a escala global. Su principal aportación fue demostrar que efectivamente se dan profundas transiciones en los ecosistemas, denominadas tipping points, o puntos de inflexión y potencialmente de "no retorno". Antes de su trabajo, esos cambios se postulaban apenas como hipótesis teórica. "Hemos comprobado que, a medida que aumentamos la presión [de actividad humana] sobre los ecosistemas, estos se acercan a un colapso", afirma Scheffer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario