Hacía un año que el Ayuntamiento de Carballo y diversos colectivos vecinales habían alertado a la Xunta sobre el riesgo de rotura de una de las balsas de residuos de la mina abandonada de Monte Neme, entre este municipio y Malpica. Pero en febrero, sin que la Administración gallega hubiese dado un solo paso para evitarlo, la enorme laguna de aguas turquesa que estaba a punto de desbordar por las fuertes lluvias de este invierno terminó reventando y provocando una riada que en su momento se calculó en 24.000 metros cúbicos de lodos contaminados. La lengua de residuos se dividió en dos direcciones, hacia los dos ayuntamientos, y perdió fuerza destructora al ser frenada por los pinares plantados ladera abajo.
Llegó a arrasar fincas, invadir caminos y cortar durante horas una carretera, pero no causó, en aquel momento, mayores daños personales. Sin embargo, ahora se sabe que las aguas vertidas presentaron en los análisis que posteriormente realizó Augas de Galicia “alarmantes niveles de aluminio”, según la escasa información que logró obtener de palabra y no por escrito, a través de un departamento de la Xunta, el colectivo ecologista Salvemos Cabana. También pudo confirmar que el pH era excesivamente bajo, un síntoma de drenaje ácido.El grupo denunció públicamente la situación, y con los días otras plataformas vecinales se sumaron a la denuncia. El colectivo Cova Crea, surgido también para luchar contra el proyecto de la mina de oro de Corcoesto, advirtió esta semana sobre los riesgos del aluminio para la salud, que se vincula a enfermedades degenerativas como el alzheimer y otras demencias seniles.Sin embargo nadie, ni siquiera el Ayuntamiento de Carballo, ha conseguido, por ahora, el informe con los resultados concretos de los análisis de Augas de Galicia. Este diario también pidió el viernes estos datos a la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, de la que depende ese organismo. Desde la Xunta confirmaron que “se hizo un seguimiento del impacto” y que se tomaron “periódicamente muestras en distintos puntos del río, en el punto de rotura de la balsa que colapsó” y en otro “vertido autorizado” a la empresa que abandonó la mina hace dos años, Leitosa, SAU, que emana líquido “cuando llueve” desde otra de las seis balsas de Monte Neme. “Inmediatamente tras el accidente”, reconoce Augas, “se detectaron valores de pH ácido y aluminio”, pero “pasados estos primeros momentos el río recuperó niveles de pH no inferiores a 6 y aluminio en proporción inferior a los límites marcados por calidad”. No obstante, según la Xunta, en la balsa que reventó “los pH siguen siendo bajos”. Nada especifica, en su respuesta, sobre la proporción de aluminio en esta zona de la mina situada en lo alto del Monte Neme, con la costa poblada a sus pies. Actualmente se “vigila” el agua que “sale de las potabilizadoras”, pero sobre los pozos particulares la Xunta no da respuesta.
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