Los bosques son una de las
grandes defensas naturales contra la concentración de gases de efecto
invernadero en la atmósfera. La biomasa de la floresta (troncos, hojas, raíces,
etcétera) de España almacena alrededor de 635 millones de toneladas de carbono,
lo que equivale al CO2 emitido de origen antrópico, aquel que se produce por la
mano del hombre, producido en el país en más de siete años. Pero, además de las
plantas, el suelo realiza un papel fundamental en la mitigación del cambio
climático.
El estudio realizado por el
Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), el
Centro Tecnológico Forestal de Cataluña y la Universidad Autónoma de Barcelona,
expone también las variantes que determinan la capacidad que tienen un suelo
para secuestrar el carbono: el clima y el tipo de vegetación. Los terrenos de
árboles de hojas perennes son menos eficaces que los bosques mixtos. Y las
altas temperaturas y los bajos índices de humedad, reducen la capacidad de
almacenamiento. Esta variabilidad en la capacidad de absorción del suelo dibuja
un cuadro heterogéneo de la concentración de carbono en la Península.
Según el último informe
del IPCC, el panel de expertos de cambio climático de la ONU, la temperatura en
Europa podría subir entre 1,5 y 4 grados, dependiendo del nivel de emisiones, y
se reducirán drásticamente las precipitaciones. “Si aumenta la temperatura en
las zonas húmedas, como Galicia, probablemente los microorganismos del suelo
trabajarán más rápido, consumirán más materia orgánica, y emitirán más CO2”,
explica Enrique Doblas, investigador del CREAF, que ha participado en el
estudio. Doblas matiza que este primer estudio es solo una “foto fija” de la
situación actual, y que aún se desconoce si el suelo forestal ya ha comenzado a
emitir carbono a la atmósfera.
El suelo es el mayor sumidero
del mundo, capaz de almacenar tanto carbono como la atmósfera y la vegetación.
Según el investigador del CREAF, a nivel mundial puede secuestrar hasta 145
veces las emisiones que se producen por la quema de combustibles fósiles y el
cambio de usos del suelo.
FUENTE : EL PAÍS
No hay comentarios:
Publicar un comentario