Las plantaciones de tabaco y toda la economía agrícola basada en ellas
afrontan tiempos difíciles. Los daños que el hábito de fumar causa en la
humanidad son una pesada losa que hunde inexorablemente a este sector. Pero
quizá se podría llegar a una solución tanto para estas comunidades agrícolas
como para el resto de la sociedad. Cultivar plantas de tabaco genéticamente
modificadas para resultar útiles al creciente negocio de los biocombustibles
puede ser la clave para dar nueva vida a las plantaciones de tabaco sin que
deban depender del nefasto cigarrillo para su supervivencia.
Esta línea de investigación la está siguiendo Bioforsk (el Instituto Noruego
de Investigación Agrícola y Medioambiental). Aquí, el equipo de la biotecnóloga
Jihong Liu Clarke está desarrollando un método de producción a bajo costo de
enzimas de utilidad industrial empleando para ello plantas de tabaco modificadas
genéticamente, un concepto que se podría definir como fábrica “verde”, en
contraposición a la factoría química tradicional, a menudo muy contaminante. Las
enzimas así generadas serán capaces de descomponer la biomasa de materias primas
forestales. Esto es fundamental para conseguir una producción más eficaz,
económica y sostenible de biocombustibles. Las enzimas se podrán utilizar en la
producción de biocombustibles de segunda generación, y para elaborar productos
bioquímicos capaces de reemplazar a varios productos derivados del petróleo. Los
biocombustibles de segunda generación se caracterizan esencialmente por estar
hechos a partir de biomasa no comestible.
Otra ventaja de este concepto de “fábrica verde” es que su coste potencial es
muy inferior al de la fábrica convencional.
El primer paso para producir biocombustibles de origen forestal es
descomponer la biomasa en azúcares. Para hacer esto, la fábrica tradicional
necesita un cóctel de enzimas. Actualmente el costo de producción de las enzimas
es alto, lo que constituye un serio obstáculo para poner en marcha una industria
de la biorrefinería sostenible y rentable.
Las plantas modificadas pueden elaborar las enzimas, y para ello solo
necesitan dióxido de carbono y la energía del Sol, recursos gratuitos. El
proceso completo de elaboración vegetal de las enzimas es por tanto muy barato,
además de respetuoso con el medio ambiente. Cuando el nuevo sistema está
debidamente desarrollado y perfeccionado, puede que marque un antes y un después
en el campo comercial de los biocombustibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario