Alrededor de 200 países, prácticamente todos los del mundo, han cerrado este sábado en Kigali (Ruanda) un acuerdo internacional para reducir el uso de los hidrofluorocarbonos (HFC), unos potentes gases de efecto invernadero muy utilizados en el sector de la refrigeración. Los HFC se empezaron a emplear en los años noventa del siglo pasado en sustitución de los gases que dañaban de la capa de ozono. El acuerdo alcanzado ahora supondrá que el empleo de hidrofluorocarbonos se reduzca entre un 80% y un 85% a mediados de siglo en el planeta. Los países desarrollados empezarán a recortar el uso de HFC en 2019, antes que el resto de Estados.
Los hidrofluorocarbonos forman parte de los llamados contaminantes climáticos de vida corta. Permanecen en la atmósfera entre cinco y diez años, por lo que los expertos auguran que su erradicación tendría efectos inmediatos para reducir el calentamiento global. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el acuerdo cerrado este sábado en Kigali evitará un aumento global de la temperatura a final de siglo de hasta 0,5 grados centígrados.
Aunque su presencia en la atmósfera es mucho menor que el CO2 —el principal gas de efecto invernadero—, las proyecciones indican que el uso de los HFC se disparará (ya aumenta a un ritmo del 10% anual) si no se pone freno. Además, los hidrofluorocarbonos retienen mucho más el calor que el CO2.
El pacto alcanzado en Ruanda supone incluir una enmienda a aquel Protocolo de Montreal de 1987 para reducir el uso de HFC, que no daña la capa de ozono pero si tiene efectos sobre el cambio climático.
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