Según los modelos que estudian el cambio climático, las avenidas de agua en Barcelona de entre 0,8 y 1,2 metros pueden ser frecuentes en 2068. Lo contó ayer Manuel Cermerón, comisario de la exposición The Zone of Hope (La Zona de la Esperanza).
Unas gafas y grupos de sensores en las extremidades trasladan al visitante a escenarios apocalípticos avalados por “una realidad científica que no podemos obviar”, asevera Cermerón, que añade que es necesario “generar un sentimiento de urgencia”. El objetivo de la experiencia, es hacer que los ciudadanos se comprometan a luchar contra el calentamiento global.
La Organización Meteorológica Mundial ha informado de que los tres últimos años han sido los más cálidos de la historia desde que hay registros. El montaje cuenta con varias puertas virtuales que trasladan al visitante a 2038, 2068 y 2093. En la primera parada se aprecia el deshielo del Ártico, causa de la inundación de Barcelona de 2068. La visión de la realidad paralela es en 360 grados y la experiencia inmersiva también tiene en cuenta el tacto y simula las sensaciones de frío y calor.
Concluida la inmersión, el abatimiento es general. Un audiovisual donde líderes mundiales dicen que otro futuro es posible intenta dar la vuelta al disgusto. Lo consigue en cierto modo, sobre todo si uno obvia que Donald Trump llegó a calificar el cambio climático de “engaño”. La última parada es en una pantalla que da ideas para combatir el fenómeno con gestos cotidianos. El futuro aún no ha llegado.
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