El director del Observatorio Astronómico Nacional nos presenta los fenómenos más atractivos que tendrán
lugar en la bóveda celeste este mes: planetas, eclipses, lluvias de meteoros,
curiosidades cósmicas y toda la información para disfrutar del Cosmos.
Durante este mes podremos contemplar dos
lluvias de meteoros: las Táuridas y las Leónidas. Las Táuridas son pequeños
fragmentos del Encke, uno de los cometas brillantes
de periodo más corto, pues tan solo tarda unos 3 años en completar su órbita alrededor del Sol.
El máximo de actividad de esta lluvia será el
día 4 de noviembre, es decir poco antes de la luna llena, por lo que no se espera divisar
muchas estrellas fugaces. Mucho más interesantes resultan las Leónidas.
Las Leónidas, están originadas por el
cometa Tempel-Tuttle, un cometa de 33 años de periodo que posee un núcleo de
unos 2 kilómetros de tamaño. Como su nombre indica, las Leónidas tienen su
radiante en la constelación de Leo. Son meteoros muy
brillantes y extremadamente rápidos pues alcanzan velocidades de unos 250.000
kilómetros por hora. Sin embargo, la de las Leónidas es una lluvia que varía mucho de un año a
otro. Resulta particularmente activa en los años en que el Tempel-Tuttle pasa
cerca del Sol (por el perihelio). Por eso, el periodo de 33 años del cometa se
traslada en un periodo de 33 años en la actividad de esta lluvia de estrellas.
Un par de años antes y después del paso
por el perihelio de este cometa, las Leónidas presentan un gran número de
meteoros y puede llegar a ser la lluvia de estrellas más espectacular entre
todas las que tienen lugar a lo largo del año. De hecho, la observación de las
Leónidas en el siglo XIX, en particular en el año 1833, tuvo un gran impacto en
el estudio de los meteoros (que hasta entonces se consideraban fenómenos
atmosféricos). Habrá que esperar al próximo paso del perihelio del
Tempel-Tuttle, en el año 2031, para ver un gran espectáculo. Por el momento, para este año se prevén unos 15 meteoros por hora como máximo.
La mayor actividad de las Leónidas
tendrá lugar el día 17 de noviembre. Esa noche, la luna estará en fase de
cuarto menguante, por lo que resultará interesante realizar la observación de
las estrellas fugaces ese mismo día, o incluso en los dos o tres días
siguientes. Para la observación de las Leónidas basta con situarse en un paraje oscuro, protegido de la contaminación
lumínica, y no limitarse a la constelación de Leo, sino vigilar la
mayor parte posible de la bóveda celeste.
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