Las funcionarias del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acudieron a Ascó a inspeccionar el inventario total de fuentes utilizadas hasta entonces en la central, en el que figuraban 275 fuentes aún operativas y 518 dadas de baja. De estas últimas, los responsables no fueron capaces de precisar dónde se almacenaban 233, es decir, casi la mitad.
Los gestores de la central aseguraron que algunas se habrían enviado a El Cabril dentro de bidones con otros materiales residuales de distinta naturaleza, desde 1992 y hasta 2004, y que otras estarían en bidones que todavía no habían sido expedidos y que se almacenaban en el Almacén Temporal de Residuos Sólidos de la propia central. En otro grupo de fuentes se indicaba directamente “desconocimiento del paradero, pérdida o extravío”.
La propiedad de Ascó (ANAV, participada por Endesa e Iberdrola con el 15% del segundo reactor) recurrió la sanción a la Audiencia Nacional, que acaba de confirmarla. “Las numerosas discrepancias y fallos en los registros, archivos y bases de datos, acerca del destino y ubicación de las fuentes, han tenido un impacto negativo importante en el control de esos materiales radiactivos”, recoge el fallo.
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