jueves, 31 de diciembre de 2015

'El Niño' provoca un caos climático mundial, según la NASA

El Niño en 2015 y 1997

La fuerte corriente de El Niño en el Océano Pacífico no muestra signos de disminución, y "ha creado ya un caos climático alrededor del mundo", según ha admitido la NASA en un comunicado.

La imagen más reciente del satélite Jason-2, correspondiente al 27 de diciembre, tiene un parecido sorprendente a la del 28 de diciembre de 1997, tomada por su antecesor Topex/Poseidon, durante el último gran evento de El Niño. Ambos reflejan el patrón clásico de este fenómeno completamente desarrollado. Las imágenes muestran alturas de la superficie del mar casi idénticas, inusualmente altas, a lo largo del ecuador en el Pacífico central y oriental, la firma de un grande y poderoso El Niño. Alturas superiores a las normales en la superficie del mar son una indicación de una gruesa capa de agua caliente.

El Niño se activa cuando los vientos alisios, que soplan hacia el oeste en el Pacífico se debilitan o incluso se producen en sentido inverso, lo que provoca un calentamiento dramático de la capa superior del océano en el Pacífico tropical central y oriental. Las nubes y las tormentas siguen el agua tibia, bombeando calor y alta humedad a la atmósfera. Estos cambios alteran los caminos de la corriente en chorro y afectan a las rutas de las borrascas en todo el mundo.

El Niño de este año ha causado que la capa de agua caliente que normalmente se amontona alrededor de Australia e Indonesia adelgace drásticamente, mientras que en el Pacífico tropical oriental, las aguas superficiales normalmente frías están cubiertas con una gruesa capa de agua caliente. Esta redistribución masiva de calor hace que las temperaturas del océano se eleven desde el Pacífico central hacia las Américas. LEER MÁS...

Fuente: El Mundo.

martes, 8 de diciembre de 2015

¿Qué fenómeno es el llamado 'agujero en el cielo'?



Podemos encontrarlo bajo el nombre de “skypunch” o “fallstreak hole”, pero este enorme agujero en el cielo tan característico es un claro ejemplo de los portentos de nuestra naturaleza. Hablamos de nubes.



El agujero en el cielo representa un gran vacío de forma elíptica o circular que puede aparecer en las nubes medias como los altocúmulos (nubes de tamaño medio, de blancas a grisáceas, en forma de capas o parches) o los cirrocúmulos (nubes más altas que los altocúmulos y no producen sombra). El fenómeno se produce cuando la temperatura del agua que reside en las nubes se encuentra a bajo cero pero no se ha congelado; así, ante la falta de partículas de nucleación de hielo, las gotas de agua alrededor de los cristales desaparecen creando un efecto dominó y produciendo el pronunciado agujero dentro de la nube.



Debido a que su proceso no es tan extravagante, no son exclusivas de una única zona geográfica, por lo que es posible encontrarlas en muchos lugares del planeta. Sin embargo, no son tan usuales como nos gustaría, pues observarlas es todo un espectáculo para los amantes de las nubes.

Fuente: muy interesante.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Un oso polar observa como se derrite el hielo



Una imagen vale más que mil palabras. Con esta fotografía, tomada y divulgada por Google y su herramienta ‘Street View' en Churchill (Canadá), se evidencian los efectos reales del calentamiento global, que están siendo el tema central de la Cumbre del Cambio Climático que se celebra en París. Los osos polares, en peligro de extinción (5 de las 19 especies están en estado de vulnerabilidad) son los más susceptibles a las devastadoras consecuencias de la mano del hombre sobre el medio ambiente.

Muchas asociaciones ecologistas están utilizando el sistema 'Street View' para difundir con imágenes reales ( ya no son simulaciones, ni películas apocalípticas) de lo que está ocurriendo en nuestro planeta a una velocidad alarmantemente rápida. Un aplauso para las nuevas tecnologías que, por esta vez, se ponen al servicio del clima, en lugar de destruirlo.



Nubes MASTODÓNTICAS O MAMMATUS

El cielo con una vista sorprendente y espectacular, como un cuadro surrealista, nos muestra en algunas ocasiones los paisajes mas increíbles como la formación de nubes Mastodónticas o Mammatusno.

No son nubes en si mismas sino la forma de presentación de la base de algunas nubes especialmente la Cumolunimbus.  como un conjunto de glóbulos colgados de la parte inferior de una nube de tormenta, pueden originarse en diferentes tipos de ellas; cirros, cirrocúmulos, altocúmulos, altoestratos…….pero donde con más frecuencia aparecen es en los cumulonimbos

Fijaos en este esquema, como se localizan en la parte delantera de la nube, aunque en ocasiones también se puede localizar detrás.




 


Su color es gris azulado generalmente y del mismo que el de la nube que forma parte o nube huésped. En algunos casos pueden tener un color rojizo o dorado, de acuerdo a la luz del sol. Generalmente se forma en tiempo caluroso y forma parte del telón de un tornado, aunque no lo provocan. Pueden estar, incluso, a 35 km de una tormenta









La cumbre más crucial del siglo

Detrás de la cumbre de París sobre cambio climático (COP21) hay mucho más de lo que parece. Durante las dos próximas semanas, Francia acogerá la más decisiva (aunque infravalorada) cumbre mundial de este siglo. No se trata solo del clima y el medio ambiente. Un reducido número de negociadores están llamados a adoptar un acuerdo sobre un nuevo modelo económico que mantenga el calentamiento global por debajo de dos grados centígrados.
Han pasado 21 años, y el mismo número de cumbres, desde la entrada en vigor de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático allá por 1994, pero todavía no hemos logrado ponernos de acuerdo sobre un régimen mundial que garantice un futuro para nosotros y para nuestro planeta. No lo conseguimos en la cumbre del clima de Copenhague de 2009, cuando las discrepancias entre China y Estados Unidos acabaron por echar por tierra las negociaciones.
¿Por qué es tan difícil llegar a un acuerdo sobre algo en lo que aparentemente todo el mundo coincide? Estas son las cuatro claves para entender la conferencia de París COP21, sus retos, y sus repercusiones más amplias para la sociedad en general.
1. París es nuestra última oportunidad para limitar el calentamiento global
Las ciencias del clima lo dice claramente: la cumbre del clima de París es nuestro último recurso para dar al mundo una oportunidad aceptable de que el calentamiento global permanezca por debajo de dos grados centígrados. Para que esto ocurra, tenemos que hacer que nuestras emisiones acumulativas sigan siendo inferiores a un billón de toneladas de dióxido de carbono. Es lo que se conoce más comúnmente como nuestro presupuesto de carbono. Basándose en las tendencias de las emisiones a lo largo de las últimas dos décadas, Trillionthtonne prevé que, para el 31 de octubre de 2038, lo habremos consumido.
2. Es el momento de eliminar gradualmente los combustibles fósiles
El cambio climático depende sobre todo del dióxido de carbono producido por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), la mayor parte del cual procede del sector eléctrico. Lo sabemos muy bien y, sin embargo, empleamos una cantidad considerable de dinero del contribuyente en subvencionar este tipo de combustibles. Según la Agencia Internacional de la Energía, las subvenciones a los combustibles fósiles se elevan a unos 548.000 millones de dólares anuales. De ellos, 452.000 millones los gasta el G-20 cada año. Lo que es aún más sorprendente es que los países de la OCDE también subvencionen centrales eléctricas de carbón en países en desarrollo... por un importe de 4.300 millones de dólares anuales.
Tenemos que acabar con el mito de los combustibles fósiles “baratos”. Hay una creencia generalizada de que es más barato construir una central alimentada con combustibles fósiles que una con energías renovables. Es cierto que los costes iniciales lo son, pero los costes reales de las tecnologías con altas emisiones de carbono están dictados principalmente por los de los combustibles. Una vez construida, una central eléctrica nos tiene atrapados para todo su ciclo de vida (entre 20 y 30 años, dependiendo de la tecnología). En otras palabras, si construimos una central eléctrica que utilice combustibles fósiles, tendremos que comprarlos (o extraerlos del subsuelo en el caso de los países que posean ellos mismos esos recursos).
Varios niños indonesios se bañan en un río altamente contaminado en Medan, Sumatra del Norte (Indonesia) el 1 de diciembre de 2015.
Varios niños indonesios se bañan en un río altamente contaminado en Medan, Sumatra del Norte (Indonesia).
Les pondré un ejemplo: Grecia importa el 99% de sus combustibles fósiles, lo cual genera una factura de entre 7.000 y 9.000 millones de dólares al año aproximadamente. El reciente rescate de 86.000 millones equivaldría a la factura de unos 10 años de importaciones de esta clase de combustibles. Con 100.000 millones, Grecia podría pasarse para siempre a un sistema energético bajo en carbono. El sol y el viento son gratis, no necesitamos importarlos.
La buena noticia es que las cosas están cambiando poco a poco. El denominado movimiento global Divest-Invest [Desinvierte en fósiles-Invierte en negocios verdes], fundado en septiembre de 2014, se ha multiplicado por 50 en solo un año, con más de 2.600 millones de dólares en activos dedicados a la desinversión de empresas de combustibles fósiles. Esto es solo el principio.
3. La tecnología de bajo carbono está lista
Tenemos que acabar con el mito de las energías renovables caras. Desde la cumbre del clima de Copenhague, la tecnología ha experimentado avances espectaculares. Los módulos solares fotovoltaicos cuestan tres cuartas partes menos que en 2009, mientras que los precios de las turbinas eólicas bajaron un tercio en el mismo período. Además, son cada vez más eficientes.
Hoy en día, sumadas, las energías solar y eólica constituyen la segunda mayor fuente de electricidad del mundo. En diversos países de todo el planeta, la electricidad procedente de las renovables ha ido aumentando su competitividad con la de los combustibles fósiles. El carbón sigue siendo la fuente de electricidad más barata, aunque los responsables políticos olvidan demasiado a menudo los costes adicionales originados por la minería o la contaminación atmosférica. En 2010, la polución producida por el carbón causó casi dos millones de muertes prematuras en China e India juntas.
Junto con la eficiencia energética, la energía solar es la que más potencial sin explotar tiene. En India, la electricidad procedente de la energía solar fotovoltaica es ya más barata que la que procede del carbón importado, y se espera que se convierta en una amenaza para el carbón local de aquí a 2018. Según la Agencia Internacional de la Energía, en 2050 el sol podría ser la mayor fuente mundial de electricidad, lo cual ahorraría más de 6.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, es decir, el equivalente a todas las emisiones de Estados Unidos relacionadas con la energía.
4. El acuerdo de París debería crear las condiciones adecuadas para dar un impulso a la financiación en favor del clima
La lucha contra el cambio climático exige el desplazamiento de flujos de inversión de las tecnologías de altas emisiones de carbono a las de bajas emisiones. El cambio ya ha empezado. Desde 2013, el mundo está añadiendo cada año más capacidad instalada a la electricidad renovable que al carbón, el gas natural y el petróleo juntos. No hay vuelta atrás.
Pero, ¿podremos cambiar lo bastante rápido como para evitar la crisis climática? Esta es la verdadera pregunta que la cumbre COP21 de París tiene que responder. Se prevé que, de aquí a 2035, las economías emergentes y otros países en rápido desarrollo sean los responsables de la totalidad del aumento de las emisiones mundiales anuales.
Los fondos para luchar contra el cambio climático alcanzaron los 391.000 millones de dólares en 2014, y los países desarrollados se comprometieron a proporcionar 100.000 millones al año a los países en desarrollo para 2020. De aquí a 2035 necesitaremos 54.000.000 millones de dólares para cubrir la creciente demanda mundial de energía con tecnologías de bajo carbono.
La tecnología está lista, y cada vez es más barata y eficiente. El mercado se está volviendo verde. Ahora tenemos que darle las señales políticas correctas con el fin de estimular la financiación de la lucha contra el cambio climático; es la única manera de acelerar la transición a una economía baja en carbono y mantenernos por debajo de dos grados centígrados de calentamiento global.

¿Cómo podemos hacerlo? Necesitamos que en París se llegue a un acuerdo con fuerza legal suficiente como para exigir que en todos los países haya una legislación interna sobre el clima coherente y sistemática. Esto contribuirá a crear un entorno favorable para atraer inversiones, sobre todo en los países en desarrollo. También tenemos que proporcionar una financiación pública a favor del clima que sea adecuada y predecible. Cuanto más sólido sea el acuerdo, más lo serán las señales a los inversores privados. De este modo, se reducirán los riesgos de las inversiones, lo cual hará que aumente la financiación privada para combatir el cambio climático.
Esto abre un gran interrogante acerca de la voluntad de China y Estados Unidos de alcanzar un acuerdo firme en París. En China, los insoportables niveles de contaminación del aire hacen que la política climática sea una prioridad. Pekín se beneficiaría considerablemente de un acuerdo legalmente vinculante, ya que necesita atraer cada vez más inversión privada en tecnologías bajas en carbono. La postura del país sigue siendo poco clara a este respecto. En Estados Unidos, la administración de Barak Obama sabe claramente que el Congreso no ratificará nunca un tratado que suponga una obligación legal como el protocolo de Kioto.
En el mejor de los casos, es posible que en la COP21 de París se adopte un acuerdo legalmente vinculante con objetivos de mitigación no vinculantes específicos para cada país. El enviado especial de China, Xie Zhenhua, ha dicho que París podría resultar “monumental” para el cambio climático. Crucemos los dedos y transmitamos un mensaje claro. Estimados negociadores del clima: están ustedes ante la cumbre más crucial de este siglo.