lunes, 29 de febrero de 2016

La NASA matiza: el cambio climático está ralentizando la subida del nivel del mar.

¿Puede el cambio climático ser a la vez causa y remedio de la subida del nivel del mar?
La razón invita a responder a esa pregunta con un confiado “Por supuesto que NO”, quizás acompañado de palabras como “incoherencia” o “antinomia”, pero un nuevo estudio de la NASA señala precisamente eso.
Hace apenas cinco meses, el panel de expertos de la Agencia Aeroespacial Estadounidense alertaba sobre la preocupante aceleración de la subida del nivel del mar por culpa del calentamiento global. Ocho centímetros desde 1992. Y la tendencia, avisaban, se mantendrá trágicamente en los próximos años.
El calentamiento de los océanos y el deshielo de glaciares y de las grandes masas de hielo de los casquetes polares está poniendo en riesgo el futuro de numerosas ciudades y pueblos costeros en todo el mundo, nos decía la NASA entonces. Y eso es algo que no ha cambiado. Pero hay una variable que no estaban considerando, o no con suficiente precisión.
Hablamos del comportamiento hidrológico de las grandes masas continentales.
NASA ha detectado más de 3.2 billones de toneladas de agua almacenada en lagos y acuíferos durante la última década.
Ahora, un nuevo estudio realizado en colaboración con la Universidad de California en Irvine y el Laboratorio de Propulsión a chorro del Instituto de Tecnología de California, ha encontrado un efecto inesperado en esa hidrosfera afectada por el cambio climático.
Gracias a las imágenes y los datos capturados por los dos satélites de la misión GRACE, NASA ha detectado más de 3.2 billones de toneladas de agua almacenada en tierra durante la última década. Es decir, agua que no está ni en mares ni océanos, sino en lagos, acuíferos o bolsas de agua subterráneas.
Mapa de la variación en el almacenamiento continental de agua según datos de los satélites GRACE.
El estudio, publicado hoy viernes en la revista Science, destaca el efecto esponja de la tierra, la manera en que está absorbiendo líquido el terreno, en parte a consecuencia de ese mismo cambio climático que está provocando el deshielo en otras partes del mundo.
“Siempre dimos por hecho que la creciente dependencia de la gente en las aguas freáticas para el riego y el consumo humano estaba resultando en una transferencia neta de agua de la tierra al océano”, comenta J.T. Reager, autor principal del estudio. “De lo que no nos dimos cuenta hasta ahora es de que, durante la última década, los cambios en el ciclo global del agua han compensado con creces las pérdidas originadas por el bombeo de aguas subterráneas, causando que la tierra actúe como una esponja, al menos temporalmente”.
El aumento observado en la acumulación terrestre de agua habría ralentizado la subida del mar un 20 por ciento
Según los cálculos de la agencia, esa acumulación terrestre habría ralentizado la subida del mar en un 20 por ciento. Pero no es ninguna salvación. Más bien hay que verlo como un factor de corrección a la hora de hacer los cálculos de cara a futuras políticas encaminadas a frenar el cambio climático.
“Estos resultados nos van a llevar al refinamiento de los objetivos globales sobre nivel del mar, como los presentados en los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que ya señalan la importancia de los cambios hidrológicos motivados por los cambios del clima, pero que hasta ahora habían sido incapaces de incluir ninguna estimación fiable de su contribución a los cambios en el nivel del mar”, señala Jay Famiglietti de la UCI.
Famiglietti también apunta a un detalle preocupante: el estudio es el primero que observa patrones globales en el almacenaje de agua en tierra, con las regiones más húmedas volviéndose más húmedas, y las más secas volviéndose aún más secas.

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