sábado, 22 de noviembre de 2014

Impacto ambienta de la acuicultura.

Al manipular los sistemas naturales, los proyectos de acuicultura maricultura tienen, con frecuencia, la posibilidad de producir mayores impactos ambientales que la pesca de captura. El cultivo de los peces en piscinas merece atención. El efecto más obvio es el desbroce del terreno y el establecimiento de las piscinas. Esto puede causar gran destrucción en las áreas costeras, como los manglares y otros tierras húmedas, que son muy frágiles. 

Cultivo de camarones en un manglar
Son especialmente perjudiciales los sistemas que consisten en grandes áreas de piscinas y un mínimo de insumos, debido a la gran extensión de terreno que se requiere. A menudo, se construyen las piscinas en los terrenos planos y marginales, que tienen poco valor económico o ecológico. Sin embargo, éstas pueden impedir el uso tradicional del terreno (p.ej. pastoreo temporal, agua para el ganado) que son de mucha importancia para la población local.

Las piscinas, al alterar el flujo del agua y afectar el reabastecimiento del agua freática, pueden causar efectos positivos y negativos en cuanto a las condiciones hidrológicas locales. Los estanques que se ubican en los canales naturales de los ríos, por ejemplo, puede ayudar a reducir las inundaciones en el área inmediata, servir como una trampa para los sedimentos y, por filtración, aumentar la humedad del suelo. Si están en una zona que tiende a inundarse, el agua que los diques desvían de las piscinas puede causar inundaciones en otros lugares.

Es fundamental administrar, adecuadamente, el agua de las áreas donde se practica la piscicultura, porque los estanques pueden reducir la cantidad de agua que está disponible para otras necesidades competitivas, como el riego, el uso doméstico, o industrial. Al desviar los ríos hacia las piscinas de acuicultura, se pueden trastornar las fuentes tradicionales de agua potable y los sitios utilizados para lavar ropa. Al aprovecharla para los estanques, se puede agotar el agua subterránea local. En general, se debe evitar el establecimiento de las piscinas de acuacultura que utilicen las existencias escasas de agua superficial y subterránea, especialmente en las áreas áridas, a menos que se pueda integrar la piscicultura con otros usos del agua (p.ej. reutilizar el agua de los estanques para riego, o criar los peces en jaulas, dentro de los canales de riego).

Las aguas servidas de las piscinas pueden contaminar los ambientes acuáticos cercanos. Casi siempre, esta agua será perjudicial si se han agregado fertilizantes y alimentos a la piscina, para aumentar la productividad de los peces. Asimismo, los productos químicos que se utilizan en los estanques (para la esterilización, control de malezas, insectos y enfermedades, normalización de la calidad del agua y el control de los peces indeseables), pueden contaminar las aguas locales.

Con frecuencia, se pueblan las piscinas con las larvas y los juveniles que se han capturado localmente. Esto puede agotar las poblaciones silvestres, así como perjudicar las operaciones de pesca de captura en el área.

Finalmente, las piscinas pueden causar un aumento en las enfermedades de las poblaciones humanas de la zona, al servir de hábitat para los vectores que viven en el agua, o que tienen alguna relación con ésta, como los caracoles (esquistosomiasis) y los mosquitos (malaria, dengue y otros arbovirus).

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