lunes, 9 de marzo de 2015

El arsénico de una antigua mina amenaza los acuíferos de Guadalix.

De forma tan imperceptible como constante, década tras década. Así se ha contaminado el suelo cercano a una mina de wolframio de los años treinta abandonada, en el municipio de Guadalix de la Sierra (6.071 habitantes), según una investigación de geoquímicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 
El trabajo, publicado en la revista científica, Science of the total enviroment alerta de la necesidad de descontaminar la superficie afectada y retirar los residuos, que podrían alcanzar los acuíferos próximos.
La mina se encuentra en una zona accesible, próxima al cerro de San Pedro, entre Guadalix y Colmenar Viejo.
Los residuos que se generaron en la mina de Guadalix se almacenaron utilizando escorodita, un mineral compuesto a partes iguales por hierro y arsénico, que se emplea en la industria minera para aislar y deshacerse de este producto tóxico de forma segura, evitando que contamine el suelo y el agua. "Se emplea como fase final en la gestión de residuos", explica el geoquímico Fernando Garrido, uno de los responsables de la investigación, en la que también han participado científicos de la Universidad de Zaragoza. 
Todos ellos han descubierto que, la escorodita, a la intemperie y expuesta a cualquier agente meteorológico como ha estado durante décadas en la mina abandonada de Guadalix, no es un método tan seguro como se pensaba.
La escorodita depositada en la superficie de la mina es “una fuente muy potente de arsénico”, asegura Garrido. La lluvia ha ido disolviendo el mineral y liberando el arsénico "en trazas pequeñas, pero de forma continuada e imparable". La zona, en la que el equipo de científicos comenzó a trabajar en 2008, está "altamente contaminada". Las muestras que han tomado desde entonces en las partes por las que discurre el agua de la lluvia hasta un arroyo cercano revelan concentraciones que triplican los valores de habituales de arsénico en el suelo. Supone una amenaza cuando contamina aguas subterráneas que luego se utilizan para el consumo, preparar alimentos o regar cultivos.

El equipo de científicos, que ya había publicado otros dos estudios sobre la mina de Guadalix y ahora trabaja en otra en Bustarviejo, mostró sus conclusiones al Ayuntamiento de Guadalix, que busca una solución, según los investigadores. Los geoquímicos piden que se retiren los residuos y se almacenen bajo techo para asegurar su estabilidad.











FUENTE: EL PAÍS.

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