viernes, 1 de mayo de 2015

Una de cada seis especies se extinguirá por el cambio climático


Hagan lo que hagan los políticos en sus cumbres contra el cambio climático, buena parte de las especies del planeta están ya condenadas a desaparecer. Una revisión de los últimos estudios que han analizado la relación entre el calentamiento global y la biodiversidad muestra que, en el peor de los escenarios, una de cada seis especies de animales y plantas se extinguirá. Aunque la debacle afectará a todas las ramas del árbol de la vida, geográficamente se cebará con América del Sur y Oceanía.
Los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Experimento del Cambio Climático (IPCC) dibujan una serie de escenarios para finales de siglo, las llamadas trayectorias de concentración representativas (RCP). El destino final de cada trayectoria es una determinada concentración de dióxido de carbono y, como gas de efecto invernadero que es, un aumento de la temperatura asociado.
Aunque las especies endémicas son las más expuestas a la extinción, todos los órdenes de la vida serán afectados
Ambas rutas son las que están ganando más aceptación entre los científicos del clima. Eso significa que en el segundo caso (donde la temperatura media subiría por encima de 4º), una de cada seis especies del planeta tendría muchas papeletas para desaparecer. Pero es que, incluso siendo muy optimista, con un aumento de solo 2º (el objetivo de cada cumbre climática), el riesgo de extinción afectaría al 5,2% de las especies.
El daño que el cambio climático está haciendo a la biodiversidad tiene muchas caras. El mismo aumento de temperatura que reduce el hábitat natural del oso polar está estresando a muchas especies de anfibios de las selvas tropicales. En las áreas de clima mediterráneo, siempre al borde de la desertización, un grado extra de temperatura ya es todo un desafío para animales y plantas. En las zonas templadas, el adelanto de la primavera está descolocando a muchas especies que habían emparejado su destino al de la floración y fructificación de los árboles.
"Sorprendentemente, no he encontrado un efecto del grupo taxonómico sobre el riesgo de extinción", comenta un Urban que ha dedicado cinco años a analizar la creación científica sobre este tema. Como muestra en su trabajo, publicado en la revista Science, no hay especies más preparadas o más vulnerables ante el cambio climático. La excepción a esta norma son las endémicas. Ya sea por su delicada situación actual (escaso número, reducida variabilidad genética...) o por lo reducido de su hábitat, los animales y plantas endémicos tienen un riesgo extra de desaparecer frente a las demás que Urban estima en un 6%.
Donde sí hay diferencias es en la distribución geográfica de las extinciones. Aunque la desaparición de especies será un fenómeno global, la mayoría de los estudios analizados señalan que las zonas más afectadas serán América del Sur, Australia y Nueva Zelanda. El impacto será menor en el hemisferio norte. Pero, como lamenta Urban, no ha encontrado demasiados estudios para el caso de Asia y aún menos para África.
"Mi estudio no puede determinar las razones exactas de estas diferencias regionales", aclara este experto en biología evolutiva. "Sin embargo, América del Sur, Australia y Nueva Zelanda albergan muchas especies con reducida distribución, lo que implica que ya tienen hábitat reducidos que podrían desaparecer más fácilmente", explica. En el caso de las dos últimas, además, su carácter insular supone que las especies más dinámicas no podrán trasladarse a otras zonas a medida que el calentamiento altere sus ecosistemas originales.
El trabajo de Urban no pone fecha de caducidad a las especies, así que los porcentajes obtenidos no implican que vayan a desaparecer en este siglo. "Son procesos que pueden llevar más tiempo", recuerda. Pero de lo que sí está convencido es que el cambio climático, además de llevar a la extinción de muchas especies en el futuro, está acelerando su final.
Extinciones del pasado para ver el futuro
La revista Science publica también esta semana otro estudio que busca en el pasado pistas para determinar el riesgo de extinción de las especies a las que les ha tocado vivir en la era del cambio climático provocado por los humanos. Los investigadores se remontaron 23 millones de años atrás para ver qué animales son más vulnerables a las alteraciones climáticas. Aunque este trabajo se centra en los ecosistemas marinos, sus conclusiones casi calcan las de Urban.
La investigación, que se basa en el registro fósil, muestra cómo los animales con una distribución geográfica menor son los que mayores tasas de extinción tuvieron en el pasado. De nuevo, el factor de riesgo del endemismo. Como en el estudio anterior, también comprobaron que la extinción tiende a ser mayor en unas zonas que en otras.
Los mamíferos marinos tiene más papeletas para extinguirse que tiburones o corales
"Nuestro objetivo era diagnosticar qué especies son vulnerables en el mundo usando el pasado como guía", escribe en una nota el biólogo de la Universidad de California Berkeley y coautor del estudio, Seth Finnegan. Sobre esa base, los investigadores señalan que delfines, ballenas y focas, todos mamíferos, tienen una mayor probabilidad de extinguirse que los tiburones o los corales. Los bivalvos, por ejemplo, tienen una décima parte de riesgo que los mamíferos.
En el mapa que han dibujado con sus conclusiones sobre el impacto de los humanos en los ecosistemas marinos vuelven a aparecer entre los más perjudicados los de los mares que rodean a Australia y Nueva Zelanda, a los que se añaden el mar Caribe y la vida del océano Antártico. De nuevo, es el norte del planeta el que sale mejor parado.


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