Un equipo científico español ha llevado a cabo un análisis de polen en sedimentos para ver las variaciones ambientales de los valles de los ríos Manzanares y Jarama, claves para el estudio del cambio climático. Los resultados del trabajo muestran cómo en los últimos miles de años ha cambiado tanto la vegetación como la temperatura. Pero a principios del Holoceno, la disminución de la vegetación se produjo más debido a la acción del ser humano que por el clima, según los autores.
Susana Rubio, Joaquín Panera y Alfredo Pérez González, científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), han publicado un estudio en la revista Quaternary International sobre los cambios en la vegetación y en el clima de los últimos 400.000 años en la región de Madrid, un área con una importante influencia continental que es clave para entender el cambio climático global, y en especial para la región mediterránea, debido a su vulnerabilidad.
El estudio, liderado por la Universidad de Alcalá de Henares, se ha llevado a cabo partir de los análisis polínicos en ocho secuencias sedimentarias asociadas a yacimientos arqueológicos y reconstruye los paleoambientes de los grupos humanos que ocuparon las riberas de los valles de los ríos Manzanares y Jarama desde mediados del Pleistoceno medio. Los resultados ponen de manifiesto el cambio en el clima del entorno de Madrid, así como la alta variabilidad palinológica de la zona.
Retroceso del bosque
Pinos y coníferas arbóreas han sido los elementos más característicos de un paisaje, junto a un bosque mesófilo y mediterráneo, que ha ido variando en función de la temperatura y de la humedad. Durante la segunda mitad del Pleistoceno medio predominaron los bosques mesófilos (húmedos), y el final de este periodo se caracterizó por un momento frío marcado por un retroceso del bosque durante el cual desaparecieron robles y encinas.En el Pleistoceno superior se produjo una expansión de las especies mediterráneas asociadas a las especies de las áreas costeras del sur de la península ibérica. Finalmente, a inicios del Holoceno, hace unos 10.000 años, se registró una menor diversidad de la vegetación provocada no tanto por factores climáticos, sino antrópicos.
Hasta el momento no se contaba con datos de la región central de la Península, caracterizada por ser un área mediterránea con una importante influencia continental. El registro que se presenta es excepcional puesto que apenas hay datos continentales en el sur de Europa que proporcionen información paleoecológica para un marco temporal tan amplio.
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