Investigadores de la Universidad de Cádiz han comprobado que la potencia de los motores de los barcos, especialmente durante las maniobras próximas al puerto, es una variable indispensable para conocer la cantidad de gases perjudiciales vertidos a la atmósfera. Los expertos consideran que habría que incluir este parámetro en los inventarios de emisiones publicados a nivel mundial.
Científicos del grupo de investigación Eficiencia energética en el transporte marítimo de la Universidad de Cádiz han determinado que el rendimiento del sistema de propulsión de los barcos incide en la cantidad de contaminantes que se vierten a la atmósfera.
Los expertos abogan por su inclusión en los cálculos de inventarios de emisiones para evaluar con más precisión la incidencia de este parámetro sobre la cantidad de gases emitidos. Estos se acrecientan durante las maniobras de atraque, desatraque y navegación a baja velocidad realizadas por las embarcaciones dentro del puerto.
El estudio, publicado en la revista Science of the total Environment, plantea la necesidad inminente de incluir este indicador en todos los modelos matemáticos existentes a nivel mundial que actualmente obvian dicha variable.
La razón para ello se basa en que la potencia de los motores que hacen funcionar una embarcación mediante propulsión waterjet, también denominada por chorro de agua, varía en función del rendimiento de este procedimiento. Dicho sistema consiste en que el barco absorbe agua de mar a través de un conducto situado en el fondo y cuando acelera, provoca el empuje necesario para conseguir impulsarlo.
En cambio, en el caso de la propulsión por hélice, su rendimiento se ha considerado constante en este tipo de estudios de inventarios energéticos y de emisiones. “Este aspecto es verdaderamente importante en el Estrecho de Gibraltar porque el 27% de las emisiones que se producen en esta zona provienen de buques con este clase de propulsión waterjet”, asegura el investigador de la Universidad de Cádiz Juan Moreno, uno de los responsables de este trabajo y embajador de la Organización Marítima Internacional (OMI).
De hecho, otros indicadores como el calado del barco (la parte sumergida que depende de la carga que transporta la embarcación), las condiciones meteorológicas o el estado de mantenimiento del casco y de la hélice se han empezado a tener en cuenta recientemente, a raíz de que en el año 2014 la Organización Marítima Internacional definiera un método matemático que sí los incluía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario