Desde 2014 se conoce el exoplaneta WAP-104b, un gigante gaseoso, un júpiter caliente, que gira alrededor de su estrella en dos días. Se creyó entonces que absorbía alrededor de dos tercios de la luz que recibía, así que era bastante oscuro. Sin embargo, se trató de una gran subestimación de ese valor, como muestran nuevas mediciones. Teo Močnick, de la Universidad de Keele, en Inglaterra, y sus colaboradores lo explican en un artículo publicado en arXiv. WASP-104b es más oscuro que el carbón de leña; podría ser, incluso, el exoplaneta más oscuro que se haya observado hasta ahora. Absorbe entre un 97 y un 99 por ciento de la luz que le llega (por comparar, la Tierra devuelve al espacio alrededor del 40 por ciento de la luz solar que la baña). Como poco, está entre los tres exoplanetas más negros, según le cuenta Močnik a la revista New Scientist. La primera plaza depende de un decimal solo.
La causa de tanta oscuridad se debe a la especial naturaleza de la atmósfera del exoplaneta. Rodea su estrella a una distancia de 4,3 millones de kilómetros. Para hacerse una idea, Mercurio está veinte veces más lejos del Sol. Muchos componentes de la atmósfera del planeta se habrán así evaporado y perdido en el espacio. No puede formar nubes que reflejen la luz. En cambio, permanecen grandes cantidades de sodio y potasio, que absorberán casi perfectamente la luz visible. Pero la proximidad de WASP-104b a su estrella lo calienta muchísimo por una cara que le ofrece permanentemente, así que en una observación directa se le vería seguramente un tono rojizo, como un rescoldo (como consecuencia de esas altas temperaturas desprende luz perteneciente al dominio rojo del espectro).
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